martes, 24 de mayo de 2011

Jazz Vudú wanna do

Jazz: Entre las calles de sueño lluvioso y las lombrices de mi triste estómago apenas puedo recordar que estoy haciendo aquí. Mientras espero el semáforo un alto y esbelto joven me lo recuerda, voy en busca de un taxi boy para mi esposa, mi amada esposa. Un secreto que quiere ser develado como un revolver periciado o un caballo ser mortadela. Una situación que a pesar de no ser la primera me llena de angustia y a la vez de un gran placer ¿acaso alguien cree que yo no siento placer? que sólo ella desea el momento. Muy pocos habrán que entiendan mi conducta, los demás allá ellos, no me importa, ni que hablen con su dedo o miren con su entrepierna. Allá ellos y acá nosotros con mi mujer. Que sea pelado me pidió, siempre lo mismo, yo tratando de que no se me caigan los últimos pelos y ella quiere un pelado, ¿qué tendrán los pelados no? Además que la tenga gorda claro, eso desde ya, nunca permitiría que un pija corta se encame con mi señora, ¡si no la tenés grande no pibe! ¿para que? Voy a tener que comprobarlo yo mismo cuando se suba al auto porque todos dicen que la tienen grande pero nos hemos comido cada fiasco, lo de comido es un decir porque yo ni la toco, ¡ni ahí! Por lo menos por ahora ¿no? Nunca digas nunca y menos en el sexo. No, a mi me mueve otra cosa que quizás nadie entienda, primero el tiempo vuela loco, vuela y vibra, no te podés quedar sentado pero no es sólo eso, lo mas importante es el secreto, algo que nos une en el orgasmo. El verdadero placer no es sentirlo sino darlo, qué mayor placer que cumplir las fantasías de quien amas, que verla encendida disfrutando a mas no poder, mirándote agradecida de todo lo que le das, escuchándola gemir como nunca antes. Gracias me dice, gracias mi amor. Es para nosotros el verdadero placer que da el sexo, darlo, no recibirlo. No me siento pleno si tengo un orgasmo y ella no, me queda una sensación de vacío, además uno se va dando cuenta como viene la cosa y es horrible no aguantar más cuando a ella todavía le falta, no es igual acabar así, no me gusta. Ojo que yo no tengo ningún problema y estoy seguro que a mi mujer le encanta coger conmigo, no es cuestión de fracasos sino de fantasías viste. Eso le voy a decir al puto porque en el fondo los taxi boy son todos putos, encima puto, bueno no se si puto pero le dan sin asco a lo que venga, ¿qué estomago no? Le debe tocar cada cosa, mamita que laburo jodido. Hoy no se va a poder quejar, mi mujer es un bombón, hermosa y dulce.
Jazz frena el auto en una esquina muy oscura y baja la ventanilla, desde la sombra se acerca un muchacho con campera de cuero, es alto y pelado. Hablan en voz baja, el flaco se toca la pija y amaga a bajarse el pantalón pero algo que le dice Jazz lo detiene. Se sube la cremallera, da la vuelta y sube al auto.