domingo, 26 de diciembre de 2010

Y su primera vez

La primera vez que tuvo miedo fue cuando se hizo pis en los pantalones o cuando casi atropelló un peatón. Mejor cuando vio a su padre con otra mujer o cuando un rufián lo humilló frente a él. Un rufián empantaloneado y atropellada mujer. Pis de peatón arrodillado entre una nube de papel. También tuvo miedo al nacer. Y cuando esa niña lo miró aquella vez, tuvo miedo del amor. Amor rendido a una niña enamorada de quien sabe quien.
¿Quien es el padre del odio y del desamor?

Subió

Un notable recuerdo viene de su alocado paso por el cerro Abanico. Lejano cerro que visitó alguna vez, por lo menos así dice. No es recomendable creer mucho lo que cuenta del pasado, tomémoslo más bien como una sugerencia, una posible interpretación. Alocado recuerdo que se mezcla con el viento y el olor del aire de aquel amanecer, cuando todo estaba calmado. En ese mismo instante en que vos dormías o latías por nacer, el respiraba aliviado, mientras bajaba del cerro. Antes, la noche endiablada, mimetizada con lo animal. Chivo. Subió por todo lo que decían de él y por lo que no. Subió arrastrándose, sudando por ese dolor. Subió rocas y árboles, raíces a tientas. El chivo endiablado de dulce mirada, abstraído de nuestro pesar se limitó a descansar y rumiar. Subió para nunca bajar, para llegar hasta lo más alto donde se podía llegar en aquel triste pueblo lugar. Subió como espuma y derramada bajó.
Solo un poco.

Miedo va

Juan no tiene miedo ya. No sin quererlo, si adrede cuando lo necesita. El miedo moviliza sus más profundos sentimientos y lo envuelve con oleadas de terror. Pero solo allí se encuentra a salvo. Viendo pasar frente a él sus mayores temores se siente seguro.
El miedo todo lo puede.
Juan ama el miedo.

lunes, 20 de diciembre de 2010

Primeras voces

Con suerte espejada
la noche alada.
Don especial,
beso buscando novedad.
Silencio profundo,
inmenso.
Piso pesado el peso asqueroso.
El foco hirviente encuentra valentía,
sin paz ni rojo.