martes, 1 de marzo de 2011

Tengo una olla de ñoquis con tuco

Jazz acostumbra ir a las carreras de caballos en ojotas, pese a que el Zurdo le dice que hace frío. Se pone las ojotas y sale disparado. Toman siempre cerveza helada mientras malgastan ilusiones. Cabeza a cabeza con el Zurdo, en la apuesta y en los saques. Caballos y cocaina, que buena combinación dicen mientras mastican bronca con dientes afilados. Llega la fija, una rubia divina, con micro tanguita y dos melocotones, almíbar y almizcle, duraznos y petróleo. Nafta super engolosinada. Y se viene la final, jockeys brillantes flameando en la tarde de llovizna, frío cocainómano en las gradas mugrientas y como si fuera un cuento, en la última riña, gana el pingo del Zurdo por un flaco pescuezo.
Es hora de festejar con putas y ajenjo.