domingo, 2 de enero de 2011

Agrio

Algo más profundo, que pueda sumergirnos en la belleza. Una especie de escalofrío seguido de muerte de una doncella en manos de su amado. Y Juan siempre allí buscando. ¿Donde vas Juan? ¡Eh pará! ¡vení Juan! No seas ortiva. No te podes ir así, no querés que te quiera encontrar así, enfiestado. Huí Juan y la concha de tu madre.
Dale dale.
Belleza desperdiciada entre tanta pavada y la calma la calma una silla dorada.