domingo, 26 de diciembre de 2010

Subió

Un notable recuerdo viene de su alocado paso por el cerro Abanico. Lejano cerro que visitó alguna vez, por lo menos así dice. No es recomendable creer mucho lo que cuenta del pasado, tomémoslo más bien como una sugerencia, una posible interpretación. Alocado recuerdo que se mezcla con el viento y el olor del aire de aquel amanecer, cuando todo estaba calmado. En ese mismo instante en que vos dormías o latías por nacer, el respiraba aliviado, mientras bajaba del cerro. Antes, la noche endiablada, mimetizada con lo animal. Chivo. Subió por todo lo que decían de él y por lo que no. Subió arrastrándose, sudando por ese dolor. Subió rocas y árboles, raíces a tientas. El chivo endiablado de dulce mirada, abstraído de nuestro pesar se limitó a descansar y rumiar. Subió para nunca bajar, para llegar hasta lo más alto donde se podía llegar en aquel triste pueblo lugar. Subió como espuma y derramada bajó.
Solo un poco.